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Este sistema constructivo
se ha desarrollado fundamentalmente en Norteamérica (de ahí sus
denominaciones populares) donde la inmensa mayoría de las viviendas
unifamiliares son de madera y construidas con este sistema.
Se distingue de los sistemas europeos de tronco macizo en su técnica
constructiva, pero muy poco en su aspecto si se utiliza la madera
como revestimiento exterior e interior (ver las fotos adjuntas).
Los muros tienen una estructura interior de entramado de madera y
son, generalmente, más gruesos que los de tronco macizo. Permiten,
por ello, la utilización de elementos como las persianas enrollables
que requieren empotrar las cajas en los muros. También las
conducciones eléctricas y de fontanería quedan igualmente ocultas en
los muros. Los techos son lisos, horizontales o inclinados, y la
estructura queda oculta (las vigas de las fotos adjuntas son un
añadido decorativo no funcional).
Pero una de las ventajas fundamentales de este sistema -que le
confiere gran versatilidad- es el poder utilizar distintos
materiales para ejecutar los cerramientos interiores y exteriores de
los muros.
Las fotos adjuntas ilustran algunas de estas posibilidades, que son
prácticamente infinitas: paneles de yeso laminado, paneles de
cemento y fibra, lamas prefabricadas de madera y resina, alicatados,
y cualquier combinación entre ellos.
El resultado es una vivienda que conserva las inmejorables
propiedades termoacústicas de la madera con el añadido de otros
materiales que potencian algunas de sus cualidades y ofrecen una
variedad estética y funcional para que cada uno encuentre lo más
adecuado a sus gustos y necesidades.
Por supuesto, este sistema permite también combinar cualquier
material para el acabado de suelos (cerámica, madera, tarima
flotante) y de tejados (tégola asfáltica, teja cerámica, teja de
hormigón, etc.)
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